Avanzando con el reino de Dios
Sermón de Erika
Bendiciones, hermanos. Vamos a ir a la Palabra en Mateo capítulo 11, versículo 12: “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos ha venido avanzando contra viento y marea, y los que se esfuerzan logran aferrarse a él.”
La Palabra nos dice en este versículo que el reino de los cielos avanza contra todo, y que no hay nada que pueda parala; el reino de Dios avanza contra toda oposición porque nada puede parar los planes y propósitos de Dios para cada tiempo y para cada uno de nosotros. Él nos ha llamado a cada uno de nosotros con un propósito. La obra que él ha comenzado en nosotros él la terminará.
Salmo 138, versículo 8 nos dice: “El Señor cumplirá en mí su propósito. Tu gran amor, Señor, perdura para siempre; ¡no abandones la obra de tus manos!” Podemos ver a nuestro alrededor todo lo que ha ocurrido a nivel mundial. Todo se ha detenido la economía, fronteras cerradas, aeropuertos cerradas, Iglesias cerradas, calles vacías, y la mayoría estamos en casa a causa del distanciamiento social. Y muchos piensan que todo está detenido, pero no es así. El reino de Dios sigue avanzando, y aquellos que se fuerzan con él. Aún en estas circunstancias, Dios tiene propósitos y él va a glorificarse en este tiempo, en estas circunstancias.
Podemos ver un ejemplo en la vida de Pablo. Dios tenía un propósito para él en el reino. Pablo había sido llamado para llevar el evangelio a los gentiles, pero él fue capturado por aquellos que se oponían a la difusión del Evangelio de Cristo Jesús. Muchos debieron pensar que al estar Pablo preso todo había terminado para su ministerio y para su llamado de difundir el evangelio. Filipenses capítulo uno, versículo 12-14 nos dice: “Hermanos, quiero que sepan que, en realidad, lo que me ha pasado ha contribuido al avance del evangelio. Es más, se ha hecho evidente a toda la guardia del palacio y a todos los demás que estoy encadenado por causa de Cristo. Gracias a mis cadenas, ahora más que nunca la mayoría de los hermanos, confiados en el Señor, se han atrevido a anunciar sin temor la Palabra de Dios.”
Podemos ver cómo la prisión no detuvo los planes de Dios en la vida de Pablo. Las cadenas no impidieron que Pablo siguiera esparciendo la Palabra de Dios, llevando el evangelio de Cristo a todo lugar, cumpliendo así el propósito para el cual Dios lo había llamado.
Hermanos, que hoy la circunstancia no nos detenga ni nos apartan del propósito de Dios para nuestras vidas; sigamos avanzando con el reino de Dios, porque aunque todo se detenga nuestro Dios no se detiene. El evangelio sigue avanzando contra viento y marea. Que hoy nada nos impida de proclamar su Palabra, de contar sus maravillas. No nos rindamos ante las circunstancias. No estamos solos; Dios está con nosotros. Dice su Palabra que “mayor es él que está en mí que él que está en el mundo.” Él está con nosotros y él nos ayuda cada día.
Él es poderoso, él es grande. Sigamos adelante, esforcémonos, busquemos su rostro, busquemos su Palabra, escuchemos su voz y su dirección a través del Espíritu Santo. La Palabra nos dice que “no nos amoldamos al mundo actual sino que seamos renovados en la actitud de nuestra mente para así comprobar la voluntad de Dios para nosotros que es buena, agradable, y perfecta.”
Aunque todo se detenga, el evangelio sigue avanzando; no nos detengamos, no nos quedemos atrás— sigamos adelante declarando que Jesucristo es el Señor. Glorifiquemos al Señor hoy con nuestras vidas.
Filipenses capítulo tres, versículo 12-14 nos dice: “No es que ya lo haya conseguido todo, o que ya sea perfecto. Sin embargo, sigo adelante esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mí. Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús.” Sigamos adelante avanzando a nuestra meta, que es la salvación, que cada día está más cerca de nosotros. Levantemos el nombre del Señor, cumpliendo el propósito para el cual él nos llamó en Cristo Jesús. Él es nuestro Dios Todopoderoso, y él ha prometido estar con nosotros hasta el final.
Segunda de Pedro capítulo uno, versículo 10 nos dice: “Por lo tanto, hermanos, esfuércense más todavía por asegurarse del llamado de Dios, que fue quien los eligió. Si hacen estas cosas, no caerán jamás, y se les abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” Bendito sea el nombre de nuestro Dios.
Bendito sea nuestro Padre que nos ha llamado con un propósito, y que a pesar de toda circunstancia y toda dificultad, el reino de los cielos avanza y él cumplirá su propósito en cada uno de nosotros. Sigamos avanzando. Sigamos adelante poniendo la mirada en nuestra meta que es nuestra salvación en Cristo Jesús. Esforcémonos cada día en ser dirigidos a través de su Espíritu Santo porque este es el tiempo que Dios nos ha llamado para hacer tu obra en cada uno de nosotros.